Matthias
Sindelar era diferente. Considerado el “Mozart del fútbol”, el austriaco era
uno de los mejores futbolistas del mundo en los años 30, pero no solo por su
buen juego se lo recuerda, sino por su corazón. Su clara oposición a vestir la
camiseta alemana y apoyar al régimen nazi, lo llevó a perder la vida en 1939,
pero meses antes, en el que sería su último partido, dejó un recuerdo
memorable: festejó un gol bailando en la cara de Hitler.
Nacido en 1903 en
Kozlov, una aldea perteneciente al Imperio Austro-Húngaro, Sindelar fue
considerado el mejor jugador del mundo en los años 30 y llevó a Austria a los
primeros planos del fútbol mundial, gracias a su talento indiscutido.
Austria Viena, el
club más poderoso y popular del país, lo sumó a sus filas a los 16 años. En
total ganó con su equipo ganó cinco copas de Austria, un torneo de liga y dos
Mitropa Cup (similar a la Champions League en los ‘30). En 1926 fue convocado
por primera vez a la selección y con su liderazgo se formó el conocido Wunderteam, un once titular que en la década
del 30 llegó a perder sólo cuatro partidos en 50 encuentros.
En 1934, Austria era
uno de los grandes candidatos a quedarse con el título en el Mundial de Italia,
pero Sindelar se encontró en semifinales con Italia y Benito Mussolini. Austria
perdió por 1 a 0 pero el arbitraje de ese encuentro fue muy favorable para los
locales. Sindelar fue víctima de la marca agresiva y excesiva del italo-argentino
Luis Monti, y a pesar de ello, marcó dos goles que fueron anulados de manera
incorrecta.
En la previa del
Mundial de Francia 1938, Hitler y los nazis habían ocupado Viena y
establecieron el Anchsluss, la anexión
de Austria en el seno del III Reich. Hitler buscó que la selección de Austria y
Alemania se fusionaran, obteniendo así, al Wunderteam.
Sindelar se negó a
jugar para alguien que había matado a tantas personas, por lo que fingió
lesiones y convenció a su entrenador Herbenger que no lo convocara para los
partidos del seleccionado. El desenlace final con la selección alemana se dio
en el partido despedida del Wunderteam:
Austria se enfrentaba en un “amistoso” con Alemania, y Hitler dio la orden de
que los futbolistas austriacos no le anotaran a los alemanes.
Sindelar decidió
participar de ese partido, siendo el capitán. Durante el primer tiempo, el
delantero se cansó de esquivar rivales y de llegar ante el arquero, pero
pateaba la pelota afuera y volvía a su campo. Todo cambio en la segunda parte:
Sindelar marcó un tanto y en el segundo tanto asistió a Nausch. Luego de ese gol, se pararon frente al palco alemán y empezaron a bailar.
La humillación que
sentía el régimen nazi por parte de Sindelar, y su posterior rechazo al seleccionado
alemán para el Mundial, hicieron que Matthias entrara a las listas negras junto a Nausch. No
lo dejaron jugar más, tuvo que esconderse y fue declarado desaparecido durante
meses. Nausch logró huir a Suiza, pero Sindelar y su mujer, también judía, Camila Castagnola no pudieron.
El 23 de enero de
1939 fue encontrado muerto en su casa junto a su esposa: murieron por intoxicación de monóxido de carbono debido a un escape
de gas que hasta pudo haber sido provocado por él mismo en un acto de suicidio,
aunque nunca se ha descartado que los nazis lo hayan hecho ellos mismos.
Más de 40.000
personas despidieron al gran futbolista en Austria, el único que fue capaz de
desafiar en la cara a Hitler y a su régimen nazi. Nunca se sabrá si fue un
suicidio o un asesinato, pero Sindelar será recordado por siempre, por su gran
talento y por su gran valentía.
Por Daniel López (@danilopez1414)
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