Román: un diez por excelencia en sus últimos años. Foto: AP |
No por nada al diez se lo marca de cerca. Históricamente el fútbol argentino se destacó por eso: armadores de juego que piensan por los menos dotados y encima les hacen hacer goles ¿algo increíble no?
Hoy lamentablemente ese número místico en el fútbol argentino está perdiendo valor. Pocos son los abanderados que quedan y cada vez son menos los que vienen de atrás para reemplazarlos ¿No hay calidad o no se los prepara para pensar? Lo cierto es que Juan Román Riquelme y Leandro Romagnoli son un oasis que se va terminando, en un desierto de pelota parada y velocidad.
Miguel Caneo de Quilmes, acompaña de más atrás demostrando que no hace falta ser un crack para querer jugar bien y Rodrigo De Paul de Racing, tiene la materia prima pero el equipo y los caprichos de sus técnicos por hacerlo jugar encerrado por una banda no lo hacen explotar. Y para de contar.
Los "diez" se han transformado en mediapuntas -ejemplo Manuel Lanzini, Martin Rolle y Matías Pérez García-, otros como Gimnasia, Rosario Central y Vélez, le han dado a sus delanteros. Algunos ni siquiera la tienen en el plantel, caso Colón y Lanús.
Lo cierto es que cada vez se le da menos importancia al "diez", no por un simple número, sino por lo que reprensenta. La mística queda en el recuerdo. El “doble cinco” creado para combatir, esta ganando y el fútbol argentino, lamentablemente, cada vez pierde más.
Gastón Ninin (@gastininin)
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