Un guapo del área que
con su juego elegante supo convertirse en conductor y goleador de varios
equipos. Querido y respetado por todas las hinchadas. Un día como hoy, 12 de
noviembre, pero de 1961 en Montevideo nacía Enzo Francescoli, uno de los
máximos ídolos de la historia riverplatense.
Elogiado en todas
partes y por todos, elegancia y humildad tanto dentro como fuera del campo de
juego, El Príncipe, apodo en referencia a Aníbal Ciocca,
ex mediapunta uruguayo de los años 30 y 40,
debutó en primera división de Uruguay en el año 1980 en el club Montevideo
Wanderers.
En 1983, y luego de
brillar en la Copa América de ese año, el Enzo firma contrato con River Plate a
cambio de $310.000. El camino comenzó de modo irregular para el uruguayo que a
menos de un año la dirigencia millonaria lo quería vender al América de Cali,
pero el se negó porque estaba dispuesto a triunfar. Y así fue, la gente se
empezó a encariñar con el gracias a la buena dupla que formó con Norberto “Beto”
Alonso.
El Campeonato
Argentino 1985/86 fue su primera alegría con el “Millonario”. River salió
campeón de la mano de un Francescoli figura y goleador y tiempo más tarde no
pudo terminar de jugar la Copa Libertadores, que finalmente ganaría el equipo
de Núñez, ya que fue vendido al Racing Matra de Francia.
En la temporada
1989/90 ficha por el Olympique de Marsella, en donde conquista
la Ligue 1 y consigue el premio al mejor futbolista extranjero del año en
Francia. En 1993, el Enzo es contratado por el Cagliari de Italia y en la
temporada 1993/94 el Torino fue su destino pero a pesar de tener buenas
actuaciones en ambos equipos no pudo conseguir ningún titulo.
Luego de su partida
de River, Francescoli prometió volver y cumplió. En septiembre de 1994, Alfredo
Davicce, presidente de la entidad Millonaria en ese momento, trajo al príncipe
devuelta para que cumpla su anhelo: ser campeón de América. En 1994, La lBanda
gana el Torneo Apertura y el uruguayo se convirtió en el goleador del torneo
pero su cierre de carrera soñado no estaría mucho tiempo después.
De la mano de un Enzo
Francescoli brillante, y junto con grandes jugadores como Hernán Crespo y Ariel
Ortega, River conquista en 1996 la Copa Libertadores de América, superando en
la final al América de Cali, pero la alegría no terminó ahí, con la
consagración en el Apertura y Clausura 96´ , y Apertura 97´, el Millonario
obtendría un histórico Tricampeonato, que junto con la obtención de la Supercopa Sudamericana
de ese año coronan un cierre épico para uno de los mejores jugadores de todos
los tiempos.
Además
de la elegancia, el uruguayo era de mascar chicle durante los partidos, el
ejercicio le estimulaba el salival, evitando así la sequedad en la boca. Él
dijo que llegó a ser tan dependiente de dicho hábito que no se sentía bien
cuando no tenía ningún chicle antes de los partidos.
Como
todos saben, Francescoli es elogiado por todos los grandes del fútbol entre los
que se destacan: Pelé y Zidane. Zizou lo tiene como ídolo y ejemplo, a tal
punto que a uno de sus hijos le puso de nombre Enzo: “me gustaría ser un
ejemplo para los niños, como lo fue Enzo Francescoli para mí”, contó el francés
en una entrevista.
En 1997, el Principe
colgó los botines en un partido despedida entre River y Peñarol, club del que
es hincha, que se realizó en un estadio
Monumental repletó.
Con la selección
uruguaya ganó el Sudamericano Juvenil de 1981 y 3 Copas América anotando 17
goles en 68 partidos. Además jugó los Mundiales de México 1986 e Italia 1990.
“Es
tan grande que si debo hablar del Enzo, los laureles, los elogios, quedan
chicos. La palabra de alabanzas se hace añicos. Es Francescoli tan grande
que ahora pienso... Que su nombre debería ser INMENZO, pues de gloria me
hizo inmensamente rico..”, cierra Ignacio Copani, reconocido hincha de
River, una de las estrofas de la canción dedicada a Francescoli.
Sin dudas, El
Uruguayo fue, es y será un ídolo del fútbol, reconocido por los mejores, una
persona que traspasó camisetas cumple un año más y este fue el pequeño homenaje
que le brindamos desde TR.
Por Ramiro Monteverde
Larrouyet (@ramamonteverde)
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